En los últimos años, el actor y productor mexicano Eduardo Verástegui se ha posicionado como activista contra la trata de personas desde su ONG Movimiento Viva México. A la par, sostiene un discurso de odio contra las personas trans y la población LTGBIQ+ en general.
El crecimiento de los grupos antivacunas se ha expandido también por Latinoamérica, con discursos que llegan con mayor facilidad al público a través de las redes sociales, una de las vías que paradójicamente se ha masificado por la pandemia de la COVID-19, sobre la cual tienen una postura negacionista.
El 20 de enero Joe Biden se convirtió en el 46° presidente de los Estados Unidos y con su toma de mando, puso fin al accidentado gobierno de Donald Trump. Sin embargo, sus simpatizantes ultraconservadores -agrupados en movimientos como QAnon- siguen difundiendo fake news y teorías de conspiración contra la gravedad del coronavirus y la efectividad de las vacunas.
Una investigación de openDemocracy en miles de páginas de declaraciones financieras en EEUU, descubrió que veinte organizaciones de la derecha cristiana de ese país gastaron en América Latina al menos 44 millones de dólares desde 2007.
Las medidas de aislamiento impuestas en algunos estados de EE.UU. para frenar la expansión del coronavirus ha generado la unión de los grupos de ultraderecha en un frente anticuarentena que utiliza la desinformación como principal arma.
