Con la revocación de Roe vs. Wade en 2022, distintos estados empezaron a aplicar prohibiciones y restricciones al aborto en servicios de salud. En respuesta, distintas organizaciones iniciaron batallas legales para garantizar el derecho a decidir. Así, se presentaron demandas o se movilizó a la ciudadanía para defender el derecho al aborto en estados como Idaho, Tennessee, Oklahoma, Ohio o Missouri.
Una encuesta realizada por CBS News en noviembre mostró que 57% de la población en Estados Unidos piensa que el aborto debería ser legal en todos o la mayoría de casos. «Los esfuerzos para restringir el procedimiento han fallado en elecciones en distintos estados», señala el medio.
Ello explicaría por qué incluso Donald Trump, con una plataforma conservadora de ultraderecha, llamó a sus partidarios a abandonar posturas «extremas».
De acuerdo a un reporte de The New York Times, de forma privada, Trump respalda la restricción al aborto hasta las 16 semanas, con excepción para casos de violación, de incesto y para salvar la vida de la madre. El medio indica que el expresidente estaría esperando a que terminen las primarias para discutir públicamente su posición. La campaña de Trump descartó esa información como falsa.
Por el lado de Biden, sus asesores consideran que pueden llegar a un sector más amplio de votantes si aborda la cuestión en el marco de la libertad reproductiva, reporte Independent. Esto debido a que las consecuencias de la anulación de Roe vs. Wade van más allá del aborto: también afectan la fecundación in vitro y el control de natalidad. Para Sophia Jordán Wallace, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Washington, esa estrategia podría atraer a algunos y alejar a otros.