Pequeñas, transnacionales, activistas, evangelizadoras o explícitamente políticas. Las fundaciones y ONGs autodenominadas provida –o afines a esta idea– nunca fueron tan numerosas e influyentes. El fenómeno no es espontáneo: responde al llamado de la Iglesia Católica a movilizarse en defensa de la “cultura de la vida”.
Su conexión con la religión, sin embargo, muchas veces resulta ambigua. Así, mientras algunas se identifican públicamente como organizaciones católicas, otras se presentan como laicas, aunque su agenda está alineada a la de grupos ultraconservadores. “Ese desplazamiento ha tenido diversas consecuencias sobre el activismo católico conservador, entre las que destacan su mayor profesionalización, la intensificación de sus alianzas con sectores evangélicos y la federalización de su política”, explica Vaggione.
En Argentina, uno de los primeros referentes de este tipo fue Jorge Scala. Este abogado, vinculado a El Portal de Belén –organización conocida por judicializar procesos legales para evitar la entrega gratuita de anticonceptivos y la aplicación de protocolos de atención de abortos no punibles– es, además, uno de los principales teóricos de la “ideología de género”.
Aunque este tipo de organizaciones se han replicado de manera asombrosa, hay una que llama la atención por sus conexiones internacionales: Fundación Libre, que se presenta como un centro de estudios enfocado en “contrarrestar la ideología progresista” e impulsar “ideales de libertad individual, responsabilidad y republicanismo”, dirigida por el politólogo, escritor y conferencista Agustín Laje.
Conocido por afirmar que el feminicidio no existe o que el aborto le quita el estigma al incesto y la pedofilia, las actividades de Laje y su fundación se centran en una crítica feroz al feminismo, a la educación con enfoque de género, a la interrupción legal del embarazo y a las demandas de la comunidad LGBTIQ+.
Dentro del consejo consultivo de su organización se encuentran el economista Javier Milei –precandidato a diputado nacional por Avanza Libertad, que propone dolarizar la economía, eliminar el Banco Central y reducir el gasto estatal en obras públicas– y otros representantes del campo político y económico conservador.
“Laje encarna un conservadurismo moral y otro, en términos económicos. Tiene la capacidad de articular esas dos cuestiones que, después, se convierten en la agenda de muchos partidos de derecha. Y, a la vez, [deja en evidencia] cómo estas dos racionalidades distintas se requieren entre sí”, explica Vaggione.
A diferencia de otros referentes, Laje no tiene reparos en admitir su rol como actor político: busca convertirse en un referente intelectual de la derecha. Así, su discurso apela a la pluralidad religiosa y giros académicos, junto a estrategias más provocadoras: él mismo reconoce que actúa como troll en las redes sociales para acaparar la atención de los centennials. E incluso tiene una cuenta activa en la plataforma de streaming Twitch.
Con esa idea, las actividades que promueve a nivel local recurren a influencers provida, críticos del feminismo, economistas liberales y políticos vinculados a la derecha. Su proyección regional, mientras tanto, responde a conexiones internacionales estratégicas dentro del ámbito conservador que se opone al enfoque de género y a las políticas de salud sexual y reproductiva.
En 2018, por ejemplo, protagonizó una gira de conferencias por nueve ciudades de España, organizada por Hazte Oír. Un año después, esta misma asociación ultraconservadora que promueve la defensa de la vida, la familia y la libertad le otorgó un premio por “combatir la ideología de género”. Admirador de Donald Trump y Jair Bolsonaro, durante esa visita a España, logró cierto acercamiento al VOX y, en México, ha conseguido lo mismo con algunos referentes del Partido Morena.
Las actividades de Laje y su fundación no se pausaron con la pandemia: solo considerando los tres últimos meses, el argentino lideró una decena de conversatorios virtuales en Perú, Chile, Costa Rica, España, República Dominicana, México y Guatemala, además de participar en la Cumbre Iberoamericana Gobierno, Vida, Familia, un espacio que, en setiembre, congregó a referentes conservadores y provida de la región.
“Lo más preocupante –opina Vaggione– es que estos espacios hacen construcciones maniqueas, que le ponen un potencial destructivo a los movimientos feministas y por la diversidad sexual, que permea en ciertos sectores de la sociedad y se vuelven riesgosos para los sistemas democráticos”.
Esos discursos no están destinados únicamente a sectores mayores de la población o actores conservadores clásicos. También han comenzado a aglutinar a un importante número de jóvenes. Dicho alcance se puede observar en el caso de Laje y, también, en otros referentes argentinos con proyección internacional, como la asociación civil Frente Joven.
Esta agrupación, dirigida por el activista Leandro Flocco, tiene una marcada agenda contra la legalización del aborto y cuenta con representantes en Perú, Ecuador y Paraguay. Aunque sus líderes no hacen declaraciones públicas vinculadas a la religión, se definen como una agrupación que promueve la participación de los jóvenes en acciones sociales y políticas públicas de “promoción del derecho a la vida y a la salud integral de la mujer embarazada y su hijo”.
Sus actividades se centran en la formación de dirigentes políticos y sociales “comprometidos con la vida”, además de impulsar programas como “Defensores de mamás”, un proyecto destinado a “contener y acompañar” a mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad, y “Derecho al futuro”, una iniciativa que incluye intervenciones urbanas y conversatorios en rechazo a la legalización de la interrupción del embarazo.
Las conexiones de esta organización han permitido que sus dirigentes participen, al menos, en dos oportunidades en la Asamblea General de la OEA. Y a nivel local, de acuerdo a su anuario 2019, cuentan con el auspicio de conocidas organizaciones civiles –entre ellas, Familia CONIN, Unidad ProVida, Fundación Más Humanidad y Juventud Con una Misión (JUCUM)– además de empresas, como el Banco Macro y la compañía de seguros San Cristóbal.
La agenda de Frente Joven y Fundación Libre coincide con la de otras importantes organizaciones civiles que se oponen a la legalización del aborto en Argentina. Entre ellas destacan la Mesa de Enlace Provida –que nuclea a varios colectivos–, la Fundación Más Vida –dirigida por Raúl Magnasco–, Acción por la Vida y la Familia –a cargo de Oscar Botta, representante de Human Life International en Argentina– y la sede local de Hazte Oír.
La complejidad de este fenómeno, sostiene Vaggione, radica en la capacidad que han mostrado los grupos ultraconservadores para adaptarse a un Estado laico. En otras palabras, los debates públicos, salvo raras excepciones, ya no giran en torno a argumentos religiosos; sino a ideas más vinculadas a la legislación y a cierta concepción de la bioética. “Y eso –remarca el investigador– muestra la capacidad que tienen ciertos sectores para desarmar la democracia con el mismo juego de las reglas democráticas”.