¿Qué papel están jugando quienes promueven estos discursos en el debilitamiento de la democracia en el Perú?
Los líderes que promueven los discursos fundamentalistas y también antiderechos están intentando lograr que la población pierda la confianza en el orden democrático. Están tratando de insinuar que las acciones autoritarias son más efectivas para solucionar los problemas sociales, dando a entender que ejercer la fuerza —como sinónimo de poder— es mejor que ponerse de acuerdo y buscar consensos. Y lo más triste de todo esto es que el día que este discurso se instale en la conciencia de la gente, lamentablemente seremos un país y una sociedad más injusta y más discriminatoria.
En el caso de Perú y Latinoamérica, ¿qué tipo de discursos fundamentalistas son los que están más extendidos?
Existen varios tipos de fundamentalismos. Están los fundamentalismos políticos, los religiosos, los económicos, incluso los fundamentalismos culturales. El religioso es uno de los más fáciles de identificar y es el que ha tenido más crecimiento, pero también vemos con preocupación cómo han venido creciendo en el ámbito político.
Los discursos más extendidos por los fundamentalistas y los grupos antiderechos tienen que ver con la prioridad del más fuerte en una sociedad donde hay muchas desigualdades. Asimismo, para estos grupos, la eficiencia de los resultados depende de la competencia individual y de la destrucción del sentido de comunidad. Ven los derechos humanos como un estorbo o una molestia para el logro de sus objetivos políticos. Ellos hacen énfasis en la promoción del miedo, la desinformación y la antipolítica.
En el marco de la pandemia, ¿te parece que se ha intensificado el avance de los fundamentalismos? Por ejemplo, teniendo en cuenta la actividad creciente de grupos antivacunas…
Sí, los antivacunas también están dentro de lo que ellos llaman «provida». Es una posición anticientífica. Y esta es una situación que lleva años, solo que ahorita con el crecimiento de las redes sociales y de los avances en derechos humanos, estos grupos también han crecido y han hecho su arremetida contra dichos avances. Lamentablemente, han tenido acogida de una parte de la población.
¿Por qué es peligroso el avance de los discursos fundamentalistas y antiderechos?
Para ponerlo en palabras sencillas, los derechos humanos son como los diez mandamientos. Todos saben lo que dicen, más allá de la religión que practiquen. Todos conocen que existen los diez mandamientos, pero muchos prefieren imponer su voluntad y no tener ningún tipo de parámetros o restricciones que les impida ejercer hegemonía y tener a las principales organizaciones de manera subordinada a ellos. Así como hay el riesgo de que un país llegue a caer en un narco-Estado, estos grupos también podrían querer establecer un Estado fundamentalista donde las leyes, las políticas públicas y el quehacer de la ciudadanía estén visadas por los lineamientos de ellos sin respeto alguno por la diversidad.
Actualmente, ¿qué ejemplos tenemos del impacto de estos discursos en las políticas públicas en Perú?
Un caso reciente es el del proyecto 785 [Proyecto de Ley que reconoce derechos al concebido] que representa un gran retroceso y pone en riesgo la salud integral de las mujeres. Lamentablemente, estamos en riesgo de perder la opción al aborto terapéutico —un avance que hemos tenido en derechos humanos— por precisamente estos operadores o este tipo de discursos en nuestras políticas.
Nosotros vivimos en una sociedad conservadora y los fundamentalistas, que son ultraconservadores, precisamente atacan en esa área y lo disfrazan como si, por ejemplo, el aborto terapéutico fuera en contra de la vida, lo que es totalmente falso.