«Las prohibiciones al aborto en Idaho han sembrado confusión, miedo y caos en la comunidad médica, lo que ha resultado en graves daños a pacientes gestantes cuya salud y seguridad pende de un hilo», señala la demanda que se presentó en este estado. Como plantean las mujeres afectadas, aunque en teoría existen excepciones médicas, estas no se cumplen en la práctica.
Diversos médicos han declarado que dichas excepciones están escritas de forma opaca, en un lenguaje no-médico que es imposible de interpretar. Alegan que las leyes los obligan a ser meros observadores hasta que las pacientes estén suficientemente graves para que puedan asistirlas de forma legal. Idaho es uno de los estados con las prohibiciones más estrictas.
Según reporta The Guardian, es uno de los motivos por los que médicos han migrado de Idaho en masa y el estado podría encontrarse carente de atención prenatal pronto. La doctora Emily Corregan, una de las demandantes, confirma esa situación crítica en el hospital en el que trabaja.
«Al menos 13 profesionales de salud reproductiva han abandonado Idaho y dos unidades rurales de parto han cerrado. Hemos perdido a cuatro de nueve especialistas en medicina materno-fetal (…) Mi equipo sigue corto de personal, sin ningún postulante», contó en junio.
Ahora, se espera que así como en Texas, la justicia en estos estados atienda la demanda de las mujeres afectadas, así como de los profesionales de salud que han salido en defensa de las pacientes.
«Cada una de ellas ha pasado por un trauma impensable. Hoy están haciendo responsables a los gobiernos en sus estados por el sufrimiento que sus leyes les han causado», señaló Nancy Northup, del Center for Reproductive Rights.