Docente investigadora del Programa de Derechos Sexuales y Reproductivos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Córdoba
1. ¿Por qué la iniciativa para legalizar el aborto perdió la votación en el Senado?
Las lecturas sobre el resultado de la votación en la Cámara de Senadores pueden ser múltiples. Por un lado, luego de la votación en el Cámara de Diputados en junio último, fue palpable el incremento de las presiones de los sectores religiosos conservadores a los/as senadores/as para que rechacen el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. Creo que en este punto es preciso hablar de sectores religiosos conservadores en plural, dado que como ocurrió con el debate de matrimonio igualitario en el país en 2010, la movilización religiosa conservadora aunó a la jerarquía católica con sectores evangélicos, ello más allá de las diferentes estrategias y campos de intervención que cada sector moviliza en particular.
Por otro lado, lo acontecido en la Cámara de Senadores puso en evidencia, una vez más, el conservadurismo histórico de esta Cámara. El repaso por las intervenciones de los/as senadores/as durante el debate, incluso sus participaciones en las audiencias públicas previas al día de la votación, mostró no sólo la falta de información y formación científica y legal de los/as representantes sobre el tema, sino que además pudimos ver y escuchar cómo el voto negativo estaba basado en posiciones fuertemente patriarcales y sexistas.
2. A pesar del resultado adverso, ¿se ha ganado algo? ¿Qué se ganó?
Lo que ha reflejado el proceso en Argentina es un avance en materia de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, para el país y para toda la región. En Argentina, el aborto se ha legalizado social y culturalmente a pesar del veto de los/as senadores.
Esta ampliación pública del debate echó luz además de las múltiples deudas que tiene el Estado en materia de derechos sexuales y reproductivos y derechos humanos. Ahora que se quiere correr el foco hacia la educación sexual integral, sale a la luz cómo diversos sectores políticos y religiosos, que hoy dicen enarbolar políticas de salud sexual y reproductiva, han obturado por años estos derechos, a pesar que desde hace más de una década existen leyes sobre estos temas en el país. Todo para oponerse a la legislación del aborto.
Lo sembrado por años por los movimientos de mujeres, feministas, LGBTTI y otros hoy ha florecido y miles de jóvenes lo han tomado también como bandera, por una Argentina y por una región más igualitaria y justa. Pañuelos verdes atados con fuerza en las mochilas, balcones, consultorios, plazas, esquinas, quioscos, etc. emergen en cada ciudad argentina y se han extendido como un símbolo en la región que pide: aborto legal para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.