El pasado jueves 7 de abril, la mujer hispana de 26 años, Lizelle Herrera, de manera arbitraria fue detenida y acusada de “asesinato” por presuntamente haber “causado la muerte de una persona mediante el aborto autoinducido”, según informó la oficina del alguacil del condado de Starr, en el estado de Texas. Su caso es una muestra del avance de los grupos conservadores por restringir el derecho al aborto en Estados Unidos.
En el estado de Texas, cabe recordar, desde setiembre del año pasado rige un veto casi total al aborto que lo prohíbe desde que se detecta actividad cardiaca fetal, cerca de las 6 semanas de gestación, sin importar que en ese momento de la gestación muchas mujeres aún no saben que se encuentran embarazadas.
En ese contexto, Lizelle Herrera fue arrestada en un hospital de Texas, donde acudió para notificar un aborto espontáneo, pero tras dar “algo de información personal”, los trabajadores del establecimiento de salud la denunció a la Policía”. Se le puso, además, bajo una fianza de medio millón de dólares.