De acuerdo a su investigación, el 37% de las notas publicadas en medios tradicionales no toman postura y pretenden ser objetivos. ¿Por esa razón predenominan las fuentes conservadoras a la hora de hacer estos artículos?
En el caso del aborto, el periodismo lo tiene mucho más claro ahora, porque ya fueron 20 años de feminismo que les dice: “No pueden seguir trabajando este tema en dos campanas. Quienes se oponen a la legalización, se están oponiendo a tratados regionales e internacionales. No está bien lo que están planteando”. Ahí está mucho más claro.
Pero cuando empieza a aparecer el término «ideología de género» o la campaña Con Mis Hijos No Te Metas (CMHNTM), se les empiezan a meter otros temas y vuelve a aparecer la forma natural de abordar estos temas: las feministas quedan por un lado y estos grupos quedan del otro. Y no es así, porque cuando vos planteas que no quieres educación sexual estás yendo contra los tratados de derechos humanos.
Cuando dices que género es una ideología y no una categoría de análisis también estás cuestionando la agenda de género y de derechos humanos. Entonces, es como si hubiéramos hecho un retroceso, como si todo lo que habíamos avanzado en 20 años en relación a sensibilizar a los medios sobre la correcta manera de abordar los temas de aborto, entran temas que son del mismo debate, pero con otro nombre y los medios hacen como tres casilleros para atrás, vuelven (a lo anterior).
¿Existe mayor presencia de fuentes conservadoras en redes sociales, de tal forma que los hacen más fáciles de contactar por los medios?
Para mí tiene que ver un poco con el déjà vu del statu quo, de ir a esa fuente, de no arriesgar mucho, de un tema que tampoco les resulta muy fácil de manejar porque que no saben cómo hacerlo. Por ejemplo, había una nota de la Revista Noticias que no era sobre los “partidos celestes”, sino: ¿Qué personajes del Peronismo y el Macrismo tenían dentro que se podían alinear con estas posiciones? Por ejemplo, con diálogo directo con el Papa. Entonces ahí de les mezclan un poco los tantos, porque se va encontrando que los partidos tradicionales tienen muchas personas antiderechos que hacen lobby todo el tiempo, más allá de que, el discurso de estos grupos, aunque sea extremista, es más digerible para el estatus quo que el discurso feminista.