Puede que para muchos Cuba parezca congelada en el tiempo, pero en los últimos años, especialmente desde que Raúl Castro asumió la presidencia tras la enfermedad de su hermano Fidel, la isla ha visto grandes cambios: la propiedad privada y el trabajo independiente han sido legalizados. Y ahora, bajo la batuta del mandatario Miguel Díaz-Canel, se avecina uno de los más grandes cambios que le ha tocado enfrentar al país: la actualización de su Constitución, que data de 1976, escrita en la era soviética.
El anteproyecto de la nueva Carta Magna propone promover la inversión extranjera, fortalecer el sistema judicial e implementar el puesto de primer ministro, quien compartiría responsabilidades con el presidente. Este proyecto también buscar reafirmar la posición del país respecto a problemáticas del siglo XXI: rechaza la proliferación nuclear, condena el terrorismo y la ciberguerra. Además, se compromete a la lucha para combatir el cambio climático, el respeto al derecho internacional, la protección de los derechos humanos y repudia cualquier manifestación de racismo o discriminación.
Uno de los cambios más polémicos del proyecto propone modificar la redacción del artículo 68, que define al matrimonio como «la unión voluntaria concertada de un hombre y una mujer», por «la unión entre dos personas», sin especificar el sexo de la pareja.