Tanto Dominica como Antigua y Barbuda fueron colonias británicas. En Inglaterra, la ley se enmendó en 1967 para permitir el aborto en circunstancias específicas. Sin embargo, la criminalización del aborto se mantiene en los países del Caribe que anteriormente estuvieron bajo su poder.
En 2013, una mujer de 46 años y un farmacéutico de Dominica fueron detenidos por el delito de aborto. Según la investigación policial, el profesional de salud le vendió y administró medicamentos para abortar a la mujer, que fue detenida posteriormente cuando acudió por tratamiento al hospital.
No se trata de casos aislados. En 2021, en las Islas Vírgenes Británicas, donde rigen leyes antiaborto similares a las de Dominica y de Antigua y Barbuda, una mujer de 44 años fue condenada por ayudar a su hija de 14 años a abortar. Según se reportó, ambas trataron de llegar a un establecimiento médico fuera del territorio para interrumpir el embarazo, pero al no lograrlo, la madre compró píldoras abortivas. Fue detenida luego que su hija acudiera al hospital de emergencia.
En 2023, en Bahamas, un doctor fue acusado de ayudar a una adolescente de 15 años a realizarse un aborto. Junto a él, fueron detenidas la mamá y la hermana de la adolescente, acusadas de conspirar para que se realice el aborto.
«La criminalización, en sí misma, refuerza el estigma social asociado al aborto y obliga a mujeres y niñas a someterse a procedimientos arriesgados que pueden resultar en consecuencias dañinas, a veces fatales, en su salud, especialmente para aquellas en peores circunstancias socioeconómicas», indica el comunicado de prensa sobre las recientes demandas para reformar las leyes de aborto en Dominica y en Antigua y Barbados.
Ahora, se espera que los tribunales en estos países se inclinen a declarar estas leyes que datan de la época colonial como inconstitucionales.