Médicos por la Verdad es una organización negacionista que hizo su aparición pública en España, en julio de este año. Niega la pandemia, la vacunas y el uso de mascarillas. Es decir, niega el consenso científico. Este colectivo ha inspirado a grupos similares con sede en Perú, México, Chile, Brasil, Colombia y otra decena de países de América Latina. Sus acciones, como en España, van desde la organización de conversatorios, hasta el lobby político y la organización de movilizaciones sociales en contra de la vacunación.
Por ejemplo, Médicos por la verdad de Perú se define como “una organización sin fines de lucro que reúne médicos y profesionales que investigan los acontecimientos que desencadenaron la denominada pandemia global del Sars-Cov-2”. No tienen inscripción en Registros Públicos con esa denominación y desde que empezaron sus actividades critican las medidas sanitarias de las autoridades de salud, cuestionan las pruebas moleculares, están en contra del uso de mascarillas y promueven el dióxido de cloro como tratamiento.
En México, Médicos por la Verdad es una de las 66 organizaciones -entre civiles, religiosas y políticas- con un discurso negacionistas o ultraconservador. Aunque tienen diferencias en su radicalismo, los une también un discurso contra derechos civiles adquiridos, como el aborto y el matrimonio igualitario; u otros recién ganados como el cambio de identidad en las actas de nacimiento. Pero esta no es la única organización negacionista vinculada a los profesionales de la salud que han difundido su discurso del miedo y desinformación en pandemia.
La investigación realizada por OjoPúblico halló a más de 80 profesionales de la salud que, en los últimos meses, han impulsado una agenda que niega el consenso científico, difunde discursos antivacunas y, en algunos casos, promueve falsas terapias para la Covid-19. En Argentina, México y Perú la mayoría de estos médicos, bioquímicos, psicólogos y nutricionistas están agrupados en cuatro organizaciones: Médicos por la Verdad, Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios, Coalición Mundial Salud y Vida (COMUSAV) y Liga Binacional Pro-Vida y Pro-Familia.
Algunas de las grandes organizaciones y colectivos están conformadas por decenas de grupos más pequeños y regionales que colaboran en la articulación local, donde tienen más influencia, pero al tener alianzas nacionales, pueden potenciar sus acciones y discursos. Pero también se aglutinan en torno a asociaciones extranjeras, tanto latinoamericanas como europeas y de Estados Unidos. Algunas son Political Network for Values, Population Research Institute o Hazte Oír.
Esta investigación identifica más de 170 organizaciones en la región, pero determina que los voceros e invitados son con frecuencia los mismos. Desde el inicio de la pandemia minimizaron el impacto de la misma y, ahora, varias de ellas mienten y desinforman sobre la vacuna.
Otro de esos ejemplos está representado por el mismo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. En este país, los grupos que habían estado difundiendo teorías de conspiración en Internet han cobrado nuevo impulso con la politización de la vacuna contra el nuevo coronavirus. Sin poder seguir negando la gravedad de la pandemia, Bolsonaro dijo que uno de los inmunizantes que se están produciendo no es fiable debido a su origen chino, a pesar de que China es un importante socio comercial del país. El país asiático es incluso el mayor proveedor extranjero de antibióticos al Brasil.
En el reportaje de Brasil se detalla, también, cómo durante estos meses no solo se intensificaron los discursos negacionistas y antivacunas, sino también los movimientos antiaborto. En este país, la ley prevé la interrupción del embarazo en casos de violencia sexual, riesgo para la salud de la mujer embarazada y embarazo de anencefálicos. La ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, Damares Alves, es una vocera permanente contra el respeto a este derecho. La ONU le ha pedido incluso explicaciones sobre las acciones para asegurar el aborto legal en el país.