Según la dirección general de asociaciones religiosas, en México hay registrados 8.785 templos religiosos de los credos católicos, cristianos, evangélicos, islamistas, judíos, hinduistas, entre otros. Varios de ellos se han organizado en consejos interreligiosos con el fin de impulsar agendas conjuntas que ellos denominan “con perspectiva de familia”.
La Jornada de Sana Distancia, nombre oficial del periodo de confinamiento que inició el 23 de marzo, significó la paralización de todas aquellas actividades no esenciales, permitiéndose solo los servicios de alimentación, transporte y salud, entre otros. Sin embargo, pese a las recomendaciones, algunas organizaciones evangélicas continuaron convocando reuniones masivas.
Otras, simultáneamente comenzaron a pedir que en el marco de la emergencia se suspendieran los procedimientos legales de interrupción del embarazo, bajo el argumento de que “se está permitiendo que los centros de aborto operen y sigan eliminando ciudadanos mexicanos, como si fuera una urgencia”, dijo Marcela Vaquera, una de las representantes del Frente Nacional por la Familia (FNF), una organización liderada por Rodrigo Iván Cortés y que agrupa a diferentes grupos civiles y religiosos.
Según cifras oficiales, entre abril de 2007 y septiembre de 2019, más de 65.900 mujeres de todos los estados acudieron a la Ciudad de México, donde el aborto es legal durante las primeras doce semanas, para solicitar este procedimiento.
Uno de los medicamentos que se utilizan para la interrupción del embarazo es el misoprostol que se adquiere sin receta médica en las farmacias. Pero, en estos días los diputados de los centristas Partido Revolucionario Institucional (PRI), Movimiento Ciudadano y el derechista Acción Nacional (PAN), plantearon la posibilidad de legislar para que ahora este fármaco se venda solo con recomendación médica. Argumentaron que lo hacían “por la seguridad de las mujeres”.