De manera sorpresiva y por primera vez en su historia, el líder de la iglesia católica ha convocado a una reunión de líderes eclesiásticos para discutir la crisis de abuso sexual. Las denuncias por pederastia aumentan y obligan a tomar acciones más drásticas a favor de las víctimas.
El papa Francisco ha convocado a los presidentes de todas las Conferencias Episcopales del mundo a una cumbre programada del 21 al 24 de febrero del próximo año en el Vaticano donde se discutirá la protección de los menores frente los casos de abuso sexual ocurridos al interior de la iglesia católica.
Es la primera vez que un papa convoca a una reunión de esta índole y demuestra la toma de conciencia que está adquiriendo frente a un problema global, mucho más grande de lo que inicialmente se pensaba, y que ha afectado a su papado y a toda la iglesia.
«El papa Francisco tendría que tener una actitud más dura y drástica contra los curas pederastas y una actitud más solidaria con las víctimas».
– Juan Fonseca
Para el historiador Juan Fonseca, esta reunión demuestra la gravedad del problema que está atravesando la Santa Sede en estos momentos: «El papa Francisco está tomando medidas dentro de las capacidades que tiene como jefe de la iglesia católica. Muchas veces se piensa que las decisiones que puede tomar son similares a las que tomaría el jefe de una empresa o un presidente, pero la iglesia católica es una transnacional muy anquilosada», afirma.
Además, señala que al interior de la iglesia habría un juego político entre sectores progresistas y sectores conservadores, que se oponen de manera radical al papado de Francisco y que usan estos casos de pederastia para debilitar su poder, a pesar de que la mayoría de ellos ocurrieron en pontificados anteriores. «Probablemente tiene más apoyo afuera (de la iglesia) que adentro», precisa.
El diario alemán «Der Spiegel» ha filtrado los hallazgos de un nuevo estudio confidencial ordenado por la Conferencia Episcopal Alemana, en la que se documentan miles de agresiones sexuales a menores cometidas por sacerdotes y religiosos.
El estudio evaluó y examinó alrededor de 38 mil archivos procedentes de 27 diócesis alemanas, dentro de un periodo comprendido entre 1946 y 2014. Los hallazgos son demoledores: 3677 menores habrían sufrido abusos por parte de 1670 clérigos. La mitad de las víctimas eran menores de 13 años y en uno de cada seis casos hubo «algún tipo de violación». El 75% de lo los afectados mantenían algún vínculo religioso con su agresor.
“Somos conscientes de la magnitud del abuso sexual, lo que queda demostrado por los resultados del estudio. Es opresivo y vergonzoso para nosotros. Hace cuatro años encargamos el estudio y nosotros, los obispos en particular, nos enfrentamos a los resultados”, respondió la Conferencia Episcopal Alemana en un comunicado dirigido a la prensa.
Los resultados y conclusiones del estudio serán presentados el próximo 25 de septiembre.
(Imagen: Noticia al Minuto)
En agosto, supimos que 301 sacerdotes del estado de Pensilvania habrían abusado sexualmente de menores en los últimos 70 años. En mayo, un tribunal australiano condenó al arzobispo de Adelaida por encubrir casos de pederastia durante la década de 1970. Ese mismo mes, todos los obispos chilenos presentaron su renuncia ante el papa Francisco luego de haber sido cuestionados por su falta de transparencia y por el maltrato sufrido por las víctimas, cuyas acusaciones fueron desacreditadas constantemente.
Según Fonseca, la cultura del secretismo y un falso sentido de camaredería pastoral han formado parte del modus operandi de la iglesia católica durante siglos: «Lamentablemente, siempre han manejado la idea de que es más importante proteger su prestigio y su imagen que a las víctimas. Los casos no han sido judicializados porque la propia iglesia ha protegido a los malos elementos, en lugar de expulsarlos. Recién se están dando cuenta del daño que se han hecho».
Si bien cada caso de abuso sexual es muy particular y debe entenderse dentro de su propio contexto, numerosos especialistas señalan que el celibato podría ser un factor determinante. Otros resaltan que el celibato es una tradición, pero no un dogma inquebrantable. De hecho, en los comienzos de la iglesia los curas estuvieron casados y que entre el siglo V y el VI fue adoptado como «forma para combatir al demonio».
Para Fonseca, el celibato «provoca que las personas que forman parte de clero tengan una serie de trastornos relacionados con la sexualidad debido a la represión con la que viven».
De acuerdo a un artículo de la Deutsche Welle, la regulación de temas controvertidos como el fin del celibato o la ordenación sacerdotal para diáconos casados, podría ocurrir más rápido de lo esperado. La nota refiere que hombres de confianza del papa aseguran que las restricciones podrían levantarse en el Sínodo de la Amazonía, convocado para octubre del 2019.
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