Mujeres venezolanas viajan a Colombia por un aborto seguro en medio de un contexto político que limita sus derechos
En Venezuela, el aborto es ilegal a menos que esté en riesgo la vida de la persona gestante. Ello sumado a la falta de educación sexual y la omisión del Estado para garantizar sus derechos sexuales y reproductivos, obliga a las mujeres venezolanas a salir del país para atenderse en Colombia, donde la Corte Constitucional aprobó la interrupción legal del embarazo hasta las 24 semanas en 2022. De acuerdo a Oriéntame, un establecimiento privado de salud colombiano en la frontera, las migrantes venezolanas representan cerca del 10% del total de las atenciones de aborto realizadas este año.
Equipo de redacción de La Mala Fe.
Cúcuta, ciudad colombiana cerca a la frontera con Venezuela, es una de las que reciben mayor cantidad de migrantes en busca de procedimientos de aborto. Ahí, la sede del centro privado de salud Oriéntame ha registrado la llegada de una paciente venezolana casi cada semana en lo que va del 2024, de acuerdo a un reportaje de El País.
«El acceso a métodos anticonceptivos [en Venezuela] es complejo, los servicios a los derechos sexuales y reproductivos son deficientes en el sistema público de salud. Esto expone a las mujeres y niñas a embarazos forzados o no deseados. Las mujeres empiezan desesperadamente a buscar otras oportunidades de aborto y eso está ocurriendo en la frontera», explica Suzany González, directora del Centro de Estudios de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos (Cedesex) en Venezuela.
Las personas que llegan a Colombia buscando interrumpir su embarazo son víctimas de abuso sexual, o mujeres que buscaron abortar con píldoras de procedencia dudosa que no tuvieron efecto. «En la mayoría de casos no les funciona y llegan acá buscando ayuda», señala Estefany Jaimes, enfermera de salud sexual y reproductiva en la sede de Oriéntame en Cúcuta.
En Venezuela, abortar puede costar entre 200 y 400 dólares, teniendo en cuenta el pago por pastillas y ecografías. Y como apunta Suzany González, existe un mercado ilegal de medicamentos en su país, lo que no garantiza confianza en la efectividad de estos para interrumpir un embarazo. En ese contexto, viajar a Colombia resulta más económico y más seguro.
Si bien la mayoría de pacientes que llegan a Oriéntame en la ciudad colombiana de Cucutá proceden de estados fronterizos de Venezuela, el personal de salud reporta que han recibido pacientes desde Portuguesa, un estado que está a 12 o 14 horas en bus. Al llegar al establecimiento, las mujeres pueden realizarse un aborto quirúrgico. Sin embargo, también está la opción de evaluación por telemedicina, para que luego vayan a recoger los medicamentos a Cucutá y realicen el procedimiento desde casa.
Es importante precisar que para las migrantes venezolanas acceden al aborto en Colombia principalmente en instituciones prestadoras de salud privadas, pues encuentran trabas en las públicas. De acuerdo al reporte de La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres y la Fundación Oriéntame, en alianza con la Corporación Mujer, Denuncia y Muévete, y con la colaboración de Médicos del Mundo, a las mujeres venezolanas se les exigen documentos como el Permiso Especial de Permanencia o el Salvoconducto. Ello pese a que la Corte Constitucional y el Ministerio de Salud señaló que la población migrante debe ser atendida por urgencias.
Enfrentando las trabas para abortar
En junio de 2023, María Fernanda, una mujer venezolana de 27 años, recibió en su casa un paquete de píldoras abortivas obtenidas gracias a una red feminista.
Siguiendo las indicaciones que le habían dado, las tomó y esperó. Lamentablemente, nunca sintió efectos y una ecografía le confirmó que seguía embarazada. Estaba casi resignada, pero la red que la apoyaba le dio otra opción: viajar a Colombia.
El País reportó la travesía de María Fernanda desde la ciudad venezolana de Maracaibo. Ahí, ella gana más del salario mínimo, pero la mayor parte de sus ingresos van a cubrir las necesidades de su casa, donde su papá solo recibe un pensión de 6 dólares mensuales.
Gracias a sus amigos, logró juntar 260 dólares y viajó junto a su pareja por 12 horas hacia Cucutá en Colombia. Así, en el consultorio de Oriéntame, pudo finalmente acceder al procedimiento. “Más adelante, no vamos a sufrir por tener un bebé y preguntarnos de dónde vamos a sacar para pagar una leche y unos pañales», declaró María Fernanda.
Es un caso de éxito, pues en los últimos años se han reportado también distintas brechas para las migrantes. Una de ellas es la xenofobia y la discriminación.
«Algunos médicos entrevistados en Bogotá decían que el concepto de urgencia era la puerta de entrada con la que justifican la atención de la población migrante, pero nos encontramos en contextos como el de Cúcuta, que es zona de frontera con Venezuela, donde hay otros médicos que dicen es quesi no ven a las mujeres sangrando no las van a atender», explicó a Efeminista Juliana Martínez, autora del informe Uno pasa por muchas cosas realizada por La Mesa por la Vida y la Salud de la Mujeres.
A ello se suma que, como ha reportado La Mala Fe, las mujeres y personas con capacidad de gestar en Colombia, también enfrentan barreras para acceder al aborto. Particularmente tratándose de la población más vulnerable como son las personas indígenas y pobres.
La lucha por el derecho a decidir en AL
El 28 de setiembre, Día de Acción Global por un Aborto Legal y Seguro, cientos de mujeres de América Latina salieron el sábado a las calles para marchar por el derecho a decidir. La situación es más crítica, como se ha descrito antes, en El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana, la interrupción del embarazo está prohibida sin excepciones.
En Ecuador, el aborto está permitido hasta la semana 12 de gestación, pero únicamente en casos de violación. Actualmente, hay demandas ante la Corte Constitucional para lograr la despenalización. Por otro lado, en México, hace un año, la Suprema Corte de Justicia autorizó el aborto a nivel nacional, pero aún hay estados que no han adaptado sus legislaciones a ese dictamen.
Argentina, Uruguay, Cuba y Colombia son los países que permiten el aborto sin condiciones, aunque el último pone límite hasta la semana 24 del embarazo. En otros países se permite la interrupción del embarazo cuando hay riesgos para la salud de la madre, por violación o existencia de malformaciones.
Es el caso de Perú, donde el aborto terapéutico se despenalizó hace cien años, para casos de riesgo de vida o salud de la persona gestante. Sin embargo, y a pesar de la existencia de un protocolo desde 2014, las trabas de acceso persisten. Sobre todo para las menores de edad.
Información veraz, articulación regional e investigaciones rigurosas
En este portal damos alerta de los avances y las estrategias que el fundamentalismo y la agenda antiderechos implementan en los países de la región y resaltamos a las voces y propuestas que están dispuestas a combatirlos y que defienden los derechos reproductivos, la diversidad sexual y el enfoque de género.