Mientras tanto, el gobierno mexicano, en alianza con grupos religiosos, continúa con otra de sus políticas, la distribución de la Cartilla Moral. Este documento ha causado controversia al ser considerado por algunos sectores como un intento de adoctrinamiento. Asimismo, otros rechazan la participación de organizaciones evangélicas en su distribución, por considerarlo como una afectación al Estado laico.
La Cartilla Moral fue escrita por el poeta y diplomático mexicano Alfonso Reyes en el año 1944, a solicitud del entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet. En su actual reimpresión, López Obrador señala en su presentación que «la decadencia que hemos padecido por muchos años se produjo tanto por la corrupción del régimen y la falta de oportunidades de empleo y de satisfactores básicos, como por la pérdida de valores culturales, morales y espirituales».
Para el especialista en religión Bernardo Barranco, la entrega de la Cartilla Moral, a cargo de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) y la promoción de las políticas públicas del gobierno federal, representa una falta al artículo 130 constitucional, pues son competencias que corresponden a las autoridades y no a agrupaciones religiosas.
“El artículo a letra dice que hay una separación histórica entre el Estado y la Iglesia. El Estado no puede interferir en la vida interna de la Iglesia ni las Iglesias deben intervenir en la agenda pública, en la toma de decisión y en la ejecución de programas gubernamentales y la Cartilla Moral es una iniciativa gubernamental”, afirmó Barranco, en una entrevista para el medio mexicano Expansión Política.
Mientras AMLO continúa con su alianza con organizaciones evangélicas para la distribución de la cuestionada Cartilla Moral, miles de mujeres le exigen al Gobierno mexicano justicia para las víctimas de violencia de sexual y feminicidios.