El movimiento Con mis hijos no te metas (CMHNTM) nació con la firma de la Declaración de Lima, que forjó una alianza entre pastores de diferentes iglesias evangélicas peruanas en noviembre de 2016, para oponerse a la inclusión del enfoque de igualdad de género en la currícula escolar. Su origen tuvo como inspiración la Declaración de Manhattan, suscrita por líderes católicos, protestantes y ortodoxos en el 2009, que rechazaron la inclusión del aborto en la reforma de salud del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Cuando inició sus actividades en Lima, dos colombianos tuvieron una importante misión para entrenar a los pastores peruanos que organizarían las marchas en el Perú: Marco Fidel Ramírez y Ángela Hernández. El primero es concejal de Bogotá y uno de los líderes del grupo opositor a lo que ellos denominan “ideología de género” en su país. En en el 2015, Ramírez puso una demanda para impedir la instalación de dispensadores de preservativos promovidos por el alcalde Gustavo Petro para prevenir las enfermedades de transmisión sexual.
Su compatriota Ángela Hernández, vinculada al Movimiento Misionero Mundial de Colombia y ahora candidata a la Gobernanción de Santander, había organizado una masiva marcha en contra de la modificación de las cartillas de convivencia en los colegios para prevenir el bullying homofóbico cuatro meses antes de su visita a Lima. Por eso, compartió sus principales experiencias con sus aliados peruanos para ganar el apoyo de la opinión pública, entre las que estuvieron el reemplazo de los ataques a la población LGTB por testimonios de ‘exhomosexuales’ y ‘extransexuales’ convertidos por el poder de Dios; el control de la enseñanza de la educación sexual en los colegios y el uso permanente del eslogan «Con mis hijos no te metas» como una forma de unir la agenda de evangélicos y católicos.
Más de dos años después de su visita a Lima, sus lecciones coinciden con las acciones tomadas por el movimiento liderado ahora por el congresista Julio Rosas Huaranga, su hijo Christian Rosas, y pastores de las más poderosas iglesias evangélicas conservadoras: el Movimiento Misionero Mundial, la Alianza Cristiana y Misionera, Agua Viva, La Casa del Padre, las Asambleas de Dios y Aposento Alto.
Las marchas se han uniformizado con un solo eslogan, se incorporaron los colores celeste y rosa en los carteles y se impulsó una campaña mediática y una batalla legal contra el enfoque de igualdad de género en la currícula escolar al mismo tiempo que pastores presentaban en público los testimonios de personas víctimas de la “ideología de género”.
En el evento fundacional de Con mis hijos no te metas, Christian Rosas definió la “ideología de género” –término utilizado por jerarcas católicos en Perú desde 1998– como un pensamiento único que pretende influir en los menores de edad para que crean que pueden elegir su sexualidad, cuando esta ya está definida por la biología. Otros pastores de similares convicciones a las de Rosas han señalado que este es un paso más del marxismo cultural. De acuerdo con un artículo elaborado por las especialistas en Estudios de género Fanni Muñoz y Vanessa Laura, el enfoque de igualdad de género en el Currículo Nacional de Educación Básica –que motivó las marchas de CMHNTM– corresponde a una política para atender a niñas, niños y adolescentes en un contexto de alta violencia de género.
«Las iglesias peruanas siempre tuvieron relaciones internacionales con fines misioneros, pero la promoción de una agenda política común y estrategias de influencia en la opinión pública son parte de un cambio de actitud de los últimos años», explica el historiador especializado en temas evangélicos Juan Fonseca. Según el congresista de Fuerza Popular y pastor de Agua Viva, Juan Carlos Gonzáles, los grupos evangélicos, tradicionalmente fragmentados, decidieron unir esfuerzos cuando se presentaron los proyectos de ley en el Congreso a favor de la unión civil entre parejas del mismo sexo. “Somos ahora un grupo muy organizado. Lo que no sucedió en tres décadas, pasó en los últimos tres años”, dijo en una entrevista para esta investigación.
El movimiento Con mis hijos no te metas se ha extendido en Latinoamérica y ya ha cruzado el continente hasta llegar a España. Este eslogan ha sido utilizado en masivas marchas en Argentina, Uruguay, Colombia, Paraguay, Ecuador, Panamá y España, justamente, todos los países que ha visitado Christian Rosas en los últimos dos años, según su reporte migratorio.