Ese es el siguiente punto que quería tocar. El partido Perú Libre y su candidato a la presidencia Pedro Castillo. ¿Qué impresiones tienes?
Preocupante también porque al menos el núcleo más ideologizado de Perú Libre, gente como (Vladimir) Cerrón y otros de sus líderes más importantes, han expresado un desdén hacia el tema de los derechos de la población LGTBIQ, si no es una abierta homofobia, me parece que los otros sectores que están alrededor de la candidatura de Pedro Castillo muestran más bien desconocimiento, desconfianza, pero no necesariamente un nivel de homofobia abierta. Creo que luego de la segunda vuelta, con el acercamiento que han tenido con los sectores de la izquierda progresista alrededor de Verónika Mendoza, pueden ayudar a atenuar un poco ese discurso tan hostil o de desconocimiento hacia los derechos de la población LGTBIQ. Yo espero, aunque no haya certezas al respecto, que el presidente electo Pedro Castillo pueda cambiar esta perspectiva preocupante que han lanzado algunos candidatos de Perú Libre, o incluso él mismo, con comentarios desatinados que tuvo en determinados momentos.
¿Identificas diferencias entre Perú Libre y la ultraderecha conservadora frente a la agenda LGTBIQ?
La derecha más reaccionaria, que está alrededor del fujimorismo, es orgánicamente antiderechos. Primero por su trayectoria, porque desde hace muchos años están ellos cercanos a figuras como gente de ‘Con mis hijos no te metas’ o la derecha católica. En realidad, allí no hay nada que esperar porque orgánicamente son antiderechos. En el caso de Perú Libre hay más bien una suerte de desconfianza, una suerte de desconocimiento o poco conocimiento. Justamente por eso creo que hay una posibilidad de pensar que en ese ámbito habría algunas posibilidades de establecer cierto diálogo, cierta actitud comprensiva. En cambio, con la extrema derecha no hay forma, porque intrínsecamente están aliados con la agenda antiderechos, y tienen un discurso ideológico y potente en contra de los derechos de las mujeres y la población LGTBIQ.
Mientras la incertidumbre se mantiene sobre la nueva figura presidencial, ya hay certeza de que el nuevo Congreso será conformado por una mayoría conservadora. ¿Qué impresiones tiene sobre ese escenario?
Las perspectivas son preocupantes. Es quizás el peor Congreso que hemos tenido. Como la legislación nace allí, no descartaría que haya una ofensiva muy potente porque por primera vez en mucho tiempo habrá una bancada abiertamente filofascista, que es la de Renovación Popular, y que tiene claramente un discurso cercano al de Bolsonaro en Brasil. Y por otra parte, las bancadas más cercanas a las diversidades, que son Juntos Por el Perú y el Partido Morado, son pequeñísimas. Estas elecciones han mostrado que se ha debilitado el discurso progresista y eso debe llamarnos a una reflexión. Y hay un peligro adicional con la posibilidad de una Asamblea Constituyente. Si eso se da, y la composición de dicha asamblea es similar al de este Congreso, me temo que la Constitución que salga de allí pueda ser muy complicada para el avance de los reconocimientos de los derechos de la población LGTBIQ. No descartaría que esos sectores reaccionarios de derecha junto con algunos conservadores de izquierda puedan proponer modificaciones a la Constitución similares.