Las medidas de aislamiento impuestas en algunos estados de EE.UU. para frenar la expansión del coronavirus ha generado la unión de los grupos de ultraderecha en un frente anticuarentena que utiliza la desinformación como principal arma.
Equipo de redacción de La Mala Fe.
En las últimas semanas, miles de personas en Estados Unidos han salido a las calles para protestar contra la cuarentena y contra las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para detener la expansión del COVID-19, y exigen la reapertura de las actividades económicas.
En estados como Michigan, Ohio, Virginia, Carolina del Norte, Texas o Minnesota, entre otros, las protestas ocurrieron desde los automóviles, por lo que múltiples vías y accesos a los principales edificios gubernamentales y centros hospitalarios de estas localidades permanecieron bloqueados por largos minutos.
Muchos de los manifestantes salieron a las calles sin respetar la cuarentena ni el distanciamiento social, alentados por la preocupación que les genera el desempleo y la inestabilidad laboral en la que se encuentran. Sin embargo, otro grupo protestó bajo el argumento de que estas medidas de salud restringen sus derechos constitucionales, una idea promovida por organizaciones de ultraderecha interesados en sumar seguidores.
«(La protesta) estuvo financiada en gran parte por la familia DeVos y creo que es verdaderamente inapropiado para un miembro del gabinete del gobierno lanzar ataques políticos contra un gobernador».
Gobernadora demócrata Gretchen Whitmer
El 15 de abril, casi cuatro mil manifestantes se unieron a la llamada Operación Gridlock (Gridlock Operation), que tuvo lugar en Lansing (Michigan), para protestar contra las políticas de aislamiento social impuestas por la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer.
La convocatoria se realizó mediante eventos en redes sociales, en particular Facebook. En ella, se alentó a los manifestantes a acudir con sus vehículos y causar atascos en el tránsito, a tocar sus bocinas y a exhibir carteles exhibir desde sus automóviles. Estas acciones fueron replicadas en el resto del país en las siguientes semanas.
Según Whitmer, la operación «estuvo financiada en gran parte por la familia DeVos y creo que es verdaderamente inapropiado para un miembro del gabinete del gobierno lanzar ataques políticos contra un gobernador», dijo en referencia a la secretaria de Educación de Estados Unidos, Betsy DeVos.
La protesta fue organizada por la Coalición Conservadora de Michigan y el Fondo de Libertad de Michigan, la cual habría recibido financiación directa de los DeVos anteriormente, según relata una publicación del medio Al-Jazeera.
A la corriente de ultraderecha que busca poner fin a la cuarentena que rige en algunos estados, se suman los movimientos antivacunas y antiaborto, quienes desde el principio de la pandemia promueven teorías conspirativas sobre el virus y las posibles vacunas, minimizan el impacto del COVID-19 en su sociedad o apelan a la voluntad de Dios para terminar con la enfermedad, a pesar de los miles de muertos que registra Estados Unidos.
Según un texto publicado en el boletín interno de InfraGard, una organización especializada en seguridad nacional y conectada con el FBI, el movimiento antivacunas de EE.UU. representa una amenaza para la seguridad nacional en el caso de una pandemia.
Asimismo, personajes que llevan años conspirando contra los derechos fundamentales de las personas respaldaron las campañas de desinformación que incitaron a las manifestaciones contra las medidas de protección social. Grupos de Facebook en Ohio, Wisconsin, Minnesota, Nueva York y Pensilvania fueron lanzados por Ben Dorr y sus hermanos, quienes llevan años recaudando dinero para causas conservadoras, como el derecho a la posesión de armas o la prohibición del aborto en todas sus causales.
En este portal damos alerta de los avances y las estrategias que el fundamentalismo y la agenda antiderechos implementan en los países de la región y resaltamos a las voces y propuestas que están dispuestas a combatirlos y que defienden los derechos reproductivos, la diversidad sexual y el enfoque de género.
Sonia Corrêa: «El COVID 19 ha desarreglado las agendas políticas de Brasil... 
