Los discursos conservadores en El Salvador, como en otros países de Latinoamérica, exponen la situación de vulnerabilidad a la que están expuestas las niñas, adolescentes, mujeres y las personas de la diversidad sexual y de género, frente a la violencia que ejerce contra ellas.
Estos discursos, que se niegan a reconocer los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTI, provienen de opositores cuyos grupos religiosos y colectivos conservadores, predican un supuesto amor al prójimo y defensa de los más indefensos, que se expresa a través de la discriminación y el rechazo hacia lo diferente, a todo aquello que no encaja en sus estándares de moral.
Asimismo, este discurso ha encontrado aceptación en sectores que, a pesar de tener corrientes ideológicas diferentes comparten una idea en común, el rechazo a la autonomía del cuerpo que se expresa a través del reconocimiento a la diversidad sexual, y los derechos de las mujeres.
“Cuando alguna organización, como por ejemplo Sí a la Vida o Vida SV, hace un llamado, otros grupos reaccionan rápidamente apoyando, porque ese tipo de llamado, esa oposición coincide con el discurso que tienen implícito o explícito”, señala Romero.