En una dirigida a António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, el administrador interino de USAID, John Barsa, le ha pedido «que elimine las referencias a la salud sexual y reproductiva y sus derivados del Plan Global de Respuesta Humanitaria (Global HRP), y que elimine la provisión del aborto como un componente esencial de las prioridades de la ONU para responder a la pandemia de COVID-19″.
De esta forma, Estados Unidos reafirma su posición contra las políticas de la ONU para garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres durante la pandemia por el COVID-19. En la mencionada carta, Barsa insta a todos los fondos, programas y agencias especializadas y técnicas de la ONU «a mantenerse enfocados en las intervenciones que salvan vidas» y señala que «la ONU no debería usar esta crisis como una oportunidad para avanzar en el acceso al aborto como «servicio esencial». Desafortunadamente, el Global HRP hace exactamente eso».
A esta situación se suma una carta del presidente Donald Trump al director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, publicada el 18 de mayo desde su cuenta de Twitter, la cual señala que si la OMS no se compromete a realizar «mejoras sustantivas» en los próximos 30 días, la anunciada suspensión temporal del financiamiento de Estados Unidos será permanante y que reconsiderará su membresía a la OMS.