En Polonia, un proyecto de ley del parlamento amenaza a educadores en sexualidad con penas de cárcel. En toda América Latina, los ultraconservadores se están movilizados bajo el lema: ‘con mis hijos no te metas’. Y en el Reino Unido, se han lanzado nuevas campañas y recursos legales contra la educación inclusiva LGBTIQ.
A principios de este año las protestas de padres musulmanes en Birmingham recibieron amplia cobertura de los medios de comunicación. Este verano, un reportero encubierto de openDemocracy asistió a un evento en Londres donde presenció un movimiento de oposición, altamente organizado contra la nueva currícula sobre educación sexual y afectividad.
El evento fue organizado por un grupo cristiano conservador que también se opone al aborto, al ‘islamismo’ y al divorcio sin causal. «La tolerancia no es inherentemente buena», argumentó el orador principal, instando a la audiencia a que «maduren y dense cuenta que no podemos avanzar en las políticas de identidad de género sacrificando a nuestros hijos».
Durante las siguientes dos horas, nuestro reportero escuchó varias estrategias interconectadas para oponerse o socavar la nueva currícula, desde nuevos grupos de campaña creados durante el último año hasta recursos legales, materiales de enseñanza alternativos, lobbies y promoción de la “educación en casa” (homeschool).
Posteriormente, un portavoz de OneBodyOneFaith, la primera organización cristiana LGBTQ+ del Reino Unido, advirtió que la oposición evangélica organizada podría tener impactos «desastrosos» en la salud y el bienestar de los estudiantes, particularmente para aquellos «que se sienten atrapados entre su orientación o identidad y su fe».
En todo el mundo hay una «agresiva oposición» a la educación sexual, agregó Joanna Herat, especialista senior en salud y educación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), afirmando que «a menudo son idénticas y parecen originarse de una misma fuente [desconocida]».