La formación pastoral evangélica también es otro aspecto para tomar en cuenta. En estas comunidades, aduce Alejandro Rivas, abogado de la ONG Paz y Esperanza, al menos tres de cada diez integrantes piensan que la “no sujeción”, es decir, la desobediencia de la mujer es lo que causa la violencia del marido. “Hay creencias religiosas que justifican la violencia hacia la mujer, una de ellas es la mentalidad de pensar que esta debe sujetarse al varón”, explica Rivas, quien llevó a cabo la investigación Dentro de las Cuatro Paredes para ahondar en las causas y consecuencias del maltrato dentro de los hogares evangélicos.
Según el estudio de Rivas, “casi la mitad de los varones afirma que es justificable que una mujer se someta a su esposo, incluso si está siendo violentada”. Algunos pasajes bíblicos influencian estas creencias. En Timoteo 2, versículos 12 y 13, la Biblia reza: “no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después de Eva”. Y también en Corintios 14 se lee: “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos”.
Estas citas bíblicas, dice Guillermo Guerrero, pastor de la Iglesia Evangélica Peruana desde hace más de veinte años, resultan perjudiciales y peligrosas porque no se interpretan ni contextualizan, sino que se entienden literalmente. “La Biblia, lamentablemente, justifica la agresión. Debemos reconocer que el ministerio pastoral está en manos de personas poco preparadas que no enseñan adecuadamente la palabra y que, al momento de aconsejar a alguien que viene sufriendo episodios de violencia, le responden ‘hermana, soporta’, ‘oremos’, ‘estás cargando tu cruz’, ‘estás siendo probada’”, apunta Guerrero.