No es la primera vez que Rosas desafía las decisiones del gobierno de Martín Vizcarra. El 3 de abril, al inicio de la emergencia sanitaria por la COVID-19, se implementó la medida de “pico y género” que restringía la circulación de los ciudadanos según su género: los hombres circulaban los lunes, miércoles y viernes mientras que las mujeres lo hicieron los martes, jueves y sábados. Los domingos nadie salía.
Al momento de anunciar esta medida, el presidente Vizcarra dijo que su gobierno es inclusivo y que esta división por género no debería propiciar actos de discriminación. Además, el entonces ministro del Interior, Carlos Morán, precisó que las fuerzas del orden que se encuentren con personas trans no necesitarán solicitar el DNI para dejarlas transitar en los días indicados en el Decreto Supremo. Morán lo resumió de manera clara: “Si está con apariencia física de mujer, es mujer; si está con apariencia física de hombre, es un hombre”.
Sin embargo, desde un inicio se advirtió que esta medida podría originar episodios de maltrato a la comunidad transgénero por parte de la Policía o las Fuerzas Armadas, que no se encontraban suficiente concientizados para el respeto de su identidad de género.
Esta sospecha se confirmó con el transcurso de los días, ya que se dieron a conocer múltiples denuncias públicas en las que mujeres trans eran retenidas en la calle u obligadas a realizar sentadillas dentro de una comisaría mientras repetían la frase “Soy hombre”.