Desde el Sistema de Naciones Unidas en Bolivia, por su parte, se recordó que un embarazo forzado “está calificado como tortura” e instó a las autoridades a “intensificar los esfuerzos para la protección de los derechos de las niñas víctimas de violencia sexual y de embarazos forzados, manifestaciones extremas de violencia por motivos de género, que se constituyen en actos de tortura (…) El embarazo de una niña no solo pone en riesgo su vida, su salud y su proyecto de vida, sino que también atenta contra su salud mental y emocional, su autonomía corporal, alentando y reforzando las desigualdades, el ciclo de la pobreza y la discriminación”.
En ese sentido, la defensora del Pueblo, Nadia Cruz, también calificó lo ocurrido como “delincuencial” y enfatizó que se está “torturando a una niña”. Cabe recordar que en Bolivia el aborto está permitido en casos de violación, estupro, producto de una relación incestuosa o cuando la vida de la gestante se encuentre en riesgo.
Para aplicar el aborto en casos de violación, además, solo se requiere una denuncia y el consentimiento de la gestante o de sus tutores en caso de menores de edad. Desde el 2014 hasta la fecha, se han practicado 508 abortos legales, de los cuales el 48% fueron aplicados a víctimas de 18 años. Por otro lado, según datos de la Casa de la Mujer, en 2020 se reportaron 39.999 embarazos de menores de 18 años, lo que resulta un promedio de 104 niñas embarazadas por día en Bolivia, y de las cuales 6 son menores de 13 años.