Desde 1924, la única forma de interrumpir un embarazo permitida en Perú es a través del aborto terapéutico, cuando la salud o vida de la gestante esté en riesgo. Las cifras oficiales del Ministerio de Salud (Minsa) y el Ministerio Público, sin embargo, demuestran que en la práctica no se cumple la norma y obliga a miles de mujeres y niñas a llevar embarazos que podrían generarles la muerte.
Del 2018 hasta agosto de 2021, según el Minsa, se reportaron 4483 partos en niñas menores de 14 años. Al día, además, por lo menos 5 niñas víctimas de violación sexual son obligadas a mantener los embarazos. La mayor cantidad de estos casos se dan en Lima, Loreto, Ucayali y San Martín.
En los tres años, de acuerdo a información proporcionada por el Ministerio Público, se reportaron 12 mil 677 denuncias por violación sexual contra niñas menores de 14 años. Es decir, cerca de 13 denuncias al día.
En ese mismo periodo de tiempo, solo 40 niñas de 12 a 14 años accedieron a la Anticoncepción Oral de Emergencia (AOE), y de los 321 abortos terapéuticos realizados por el Ministerio de Salud, solo 10 fueron para niñas menores de 14. En Piura, La Libertad, Junín, Arequipa y Cusco ninguna niña embarazada producto de una violación sexual accedió al aborto terapéutico.
En Perú, los derechos sexuales y reproductivos, como el aborto legal y seguro, es uno de los temas más rechazados por los grupos antiderechos con presencia en la política y en la sociedad civil. Solo en el Congreso, las bancadas de Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País se han manifestado abiertamente fieles a alguna religión y en contra del aborto.
Desde la sociedad civil, en los últimos cinco años, han surgido colectivos como “Con mis hijos no te metas”, Padres en Acción y ALA Sin Componenda, que no solo se pronuncian en contra del aborto y otros derechos de las mujeres y la población LGBTIQ, también ejercen lobby en el Congreso para imponer su agenda conservadora y demandas de acción de amparo en el sistema judicial para revertir, por ejemplo, la distribución gratuita de la Anticoncepción Oral de Emergencia, una pastilla que forma parte de los kits que el Estado entrega a víctimas de violación sexual para prevenir embarazos.