Ellas, muy ilusionadas tomaron la palabra del entonces presidente, Luis Guillermo Solís, que se comprometió a firmar una norma técnica. Para ello, se constituyó la “Comisión interinstitucional para elaboración de Norma Técnica Aborto Impune”. Esta Comisión estaba compuesta por diferentes instituciones estatales y profesionales, y elaboró un documento después de meses y meses de sesionar, pero cuyo contenido se desconoce hasta el momento.
Ya lista, esta norma, a falta solamente de la firma del Presidente de la República y la del entonces Ministro de Salud, la farsa de la demora empezó. La promesa de reparación se tornó en farsa, y se negó la firma del documento con la excusa de que no era el momento político y de que la coyuntura no lo permitía. En otras palabras, pusieron por delante de las víctimas de ambos casos pero de la vida y la salud de miles de mujeres en Costa Rica, la prioridad de resistir la pérdida de votos ante el candidato del partido Restauración Nacional.
Aunque haya habido filtraciones de borradores a la prensa, se desconoce cuál es el borrador final de la norma pero lo cierto es que sin norma, el personal de salud seguirá violando los Derechos Humanos de niñas, adolescentes y mujeres, quienes al desconocer sus derechos y los mecanismos para reclamarlos, no pueden ni siquiera plantear denuncias ante las contralorías de servicios de los diferentes centros de salud, ante la Defensoría de los Habitantes o incluso ante la propia Sala Constitucional, mediante un amparo.