Al respecto, Svensson apuntó: “Hay, desde luego, quienes creen que se puede compatibilizar ambas agendas, la del cambio social y la de la concepción identitaria de la diversidad. Pero también es posible que estemos ante dos concepciones morales distintas y que se deba aprender a escoger entre ellas. Eso no significaría, desde luego, desatender a las minorías étnicas o sexuales, pero sí significa preguntarse por las categorías y el lente adecuado para considerarlas”.
Desde los partidos políticos tradicionales, por su lado, promovieron el rechazo al derecho al aborto que proponía la nueva Constitución. Así, tras conocerse los primeros sondeos del plebiscito, los comandos de “Chile Vamos” conformado por partidos de derecha, “Centro Izquierda por el Rechazo” de agrupaciones de izquierda y centro y “Amarillos por Chile”, celebraron los resultados en contra de la nueva Carta Magna.
“Lo que ha votado Chile es seguir adelante, darse una nueva oportunidad, Chile necesita algo mejor que lo que propuso el texto de la Convención Constitucional (…) estamos plenamente comprometidos, sin ninguna duda, para dotar a Chile de una nueva Constitución”, expresó la vocería del comando “Centro Izquierda por el Rechazo”.
En ese mismo sentido, el comando que agrupa a los partidos de derecha, “Chile Vamos”, también celebró el rechazo a la nueva Constitución. “Nuestro compromiso es con una buena y nueva Constitución, el proceso constituyente no ha terminado”, sostuvo su comunicado.
A su vez, de acuerdo al investigador Sebastián Valenzuela de la Universidad Católica de Chile, durante el proceso de elaboración de la nueva Constitución, Chile pasó por una ola de desinformación que generó confusión sobre las propuestas. Una de esas ‘fake news’ afirmaba que el proyecto proponía permitir “el aborto hasta los nueve meses de embarazo