Si bien la ley fue promovida para garantizar la calidad de los materiales educativos, da un salto atribuyéndose la resignificación de la educación peruana, pasando a regular sobre materia amplia y fundamental de la calidad de la educación. Para ello establece “principios imperativos” de la educación peruana, superponiéndolos o en paralelo a los principios de la educación formulados en la Ley General de Educación. En el artículo 2: “Vigilancia de la calidad” señala que esta debe estar acorde, además de los principios de la educación peruana, con nuevos principios adicionales, formulados desde una mentalidad conservadora, defensiva frente a los derechos de diversidad y pensamiento crítico y consagrando como imperativo la decisión de los padres establecida, entre otros, en los siguientes artículos de la norma en cuestión. El Currículo Nacional como mostraremos, tendría que estar acorde a los principios, procedimientos y responsabilidades de esta ley, desplazando a la Ley General de Educación, pues en la segunda Disposición Complementaria Final así lo determina.
“SEGUNDA. Currículos básicos. El procedimiento de elaboración de los currículos básicos debe sujetarse al cumplimiento de los principios, procedimientos y responsabilidades establecidas en
la presente norma”.
Este no es el único texto de trasgresión normativa. En igual sentido, en las Disposiciones Complementarias Modificatorias encontramos reiterada la pretensión, en la modificación del artículo 13 de la Ley General de Educación sobre la calidad:
Artículo 13°.- Calidad de la educación
(…)
Los factores que interactúan para el logro de dicha calidad son:
a) Lineamientos generales del proceso educativo en concordancia con los principios y fines de la educación peruana establecidos en la presente ley.
b) Currículos básicos, comunes a todo el país, articulados entre los diferentes niveles y modalidades educativas que deben formularse acorde con los principios previstos en la presente norma, así como los de legalidad y participación de los padres de familia (…).
Este mandato y los principios imperativos son los efectivos, los de la Ley General de Educación quedan colgados de la brocha. Así, bajo la supuesta participación de los padres y sin un debate previo y amplio con la ciudadanía, se pasa a trastocar los sentidos e importantes contenidos educativos de toda la educación peruana.