En marzo, la candidata dijo que su gobierno tendría que “reevaluar lo de la ‘ideología de género’”, si bien su programa de gobierno no contiene referencias a la salud reproductiva ni a la educación sexual.
Pero nada más elocuente sobre la orientación del partido de Fujimori que el hecho de que Aguinaga obtuviera el mes pasado una banca por Fuerza Popular. Como ministro de salud a fines de la década de 1990, bajo las órdenes del padre de Keiko Fujimori, Aguinaga “supervisó las esterilizaciones forzadas”, según los cargos formulados por la fiscalía en marzo de este año.
Más de 270.000 mujeres (y unos 22.000 hombres) fueron esterilizadas contra su voluntad a partir de 1996, como parte de una política gubernamental para reducir la tasa de natalidad de las familias pobres. La gran mayoría de las mujeres vivían en comunidades rurales e indígenas empobrecidas y no fueron informadas o no dieron su consentimiento para las cirugías.
El Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura y el sistema interamericano de derechos humanos urgieron reiteradas veces a Perú a investigar a fondo estos crímenes contra la humanidad y a reparar a las víctimas. En marzo, luego de décadas de espera, los casos de 1.306 mujeres fueron finalmente escuchados en una audiencia judicial.
Aún no está claro si el juicio seguirá adelante – ni si Alberto Fujimori, Aguinaga y otros acusados serán condenados. Pero Keiko Fujimori ya avisó que indultará a su padre.
En definitiva, se trata de un detalle. El cuadro completo muestra que no hay cómo votar por los derechos de las mujeres en las elecciones presidenciales de Perú, el quinto país más poblado de América Latina.