Semanas antes del debate por el aborto, un caso polarizó a la opinión pública. La organización privada sin fines de lucro Profamilia, dedicada a promover el respeto y el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las personas, fue, y continúa siendo víctima de ataques en redes sociales y protestas en sus locales, por hacer respetar la decisión de una mujer a acceder a una interrupción voluntaria de embarazo (IVE), practicada a los siete meses de gestación en la ciudad de Popayán, amparada por una de las tres causales que la Corte Constitucional despenalizó en 2006.
El caso cobró notoriedad a mitad de enero, debido a que Juan Pablo Medina, expareja de la mujer de 23 años, realizó un plantón en frente de la clínica La Estancia en Popayán, donde se llevaría el IVE. A pesar de la presión y hostigamiento de Medina, Profamilia realizó el procedimiento a la gestante desatando una ola de críticas y acusaciones por parte de los sectores más conservadores de la sociedad y las organizaciones antiderechos.
En ese sentido, Marta Royo, directora ejecutiva de Profamilia, aseguró que la organización privada actuó ajustada a la normatividad: “Se recuerda que la Corte Constitucional determinó que no hay límites en la edad gestacional para la realización del procedimiento (Sentencia SU-096 de 2018), por lo que las IPS (institución prestadora de salud) tienen la obligación de atender en todas las etapas del embarazo”.