Este es un tema tabú del cual se habla poco al interior de la comunidad LGBT. El 40% de trans en Estados Unidos ha intentado suicidarse y a nivel mundial, el riesgo de suicidio es mayor que en la población cisgénero. Sin embargo, sectores conservadores emplean esta información para estigmatizar a las personas transgénero sin entender realmente cuáles son los factores que incrementan este riesgo.
Estudios elaborados desde la psicología y la sociología han encontrado que la discriminación, el acoso, el maltrato físico o psicológico, el rechazo familiar y la marginalización social, actitudes propias de una sociedad hostil y transfóbica, contribuyen en gran medida a tomar esta fatal decisión. Otras personas trans padecen de ansiedad, depresión y desórdenes alimenticios, todas ellas condiciones tratables.
Por el contrario, cuando el entorno es más abierto y tolerante, la salud mental de la persona trans se fortalece. Así lo demostró un estudio de la Universidad de Texas, que detectó una reducción considerable en el riesgo de suicidio en jóvenes trans que emplean el nombre que los identifica en el trabajo, el hogar o la escuela.
Del mismo modo, otro estudio de la Universidad de Washington resaltó que niños y niñas trans que cuentan con el apoyo de sus familias para transicionar socialmente no presentan mayores índices de depresión o ansiedad que el resto.
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