Los evangélicos no tienen en Chile ni políticos ni partidos ni universidades ni centros de estudios influyentes. Lo que sí tienen son radios, canales de TV por cable y muchos recursos. Frente a la aridez en el escenario político, organizaciones como ADF se han visto obligadas a tejer alianzas con figuras e instituciones del catolicismo chileno más conservador. Entre esas figuras está el propio Kast, quien participa en el movimiento marianista Shöenstatt; y entre las instituciones, la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC), la Universidad de Los Andes (UANDES), la Fundación Jaime Guzmán (FJG) y Comunidad y Justicia.
Estas relaciones le han permitido por ahora a la ADF asegurarse de que sus ideas sean escuchadas en los procesos legislativos. Esto ha sido posible a través de su relación con la UC, UANDES, FJG y Comunidad y Justicia, entidades respetadas en materia jurídica y legislativa. Todas ellas elaboran minutas de asesoría para parlamentarios o bien participan como expositoras en las comisiones del Congreso cuando se discuten proyectos de ley relacionados con la “agenda de género”, derechos reproductivos, derechos de la infancia, aborto o unión civil (en Chile no se ha aprobado el matrimonio homosexual).
Los primeros registros públicos de vínculos entablados en Chile por ADF datan de 2011. Ese año la Fundación Jaime Guzmán en conjunto con la Universidad de Los Andes, recibieron a un pasante de ADF: Jonathan Richardson, estudiante de la Universidad de Forham (Nueva York), para que analizara el derecho comparado sobre uniones homosexuales e inmigración. Su mentor en Chile fue Luis Alejandro Silva, académico de la Facultad de Derecho de la UANDES. En una publicación interna de esa universidad, Silva explicó que querían “afiatar” la relación con ADF para recibir más estudiantes y enviar alumnos chilenos a capacitarse en Estados Unidos.